Enojo: una emoción que nos habla y nos impulsa a actuar
Las emociones están presente en casi todas las situaciones que vivimos. Ellas son nuestras aliadas cuando las entendemos y aprendemos a gestionarlas. Cómo transformar el enojo en una emoción útil?
En una de mis sesiones, una paciente me dijo con firmeza: "No quiero enojarme más!". A partir de esa frase, comenzamos a explorar el verdadero significado y la función del enojo en su vida.
¿Cómo el enojo puede ayudarnos?
Su malestar surgía porque, según ella, se enojaba con facilidad por cosas que incluso no tenían mucho sentido. Aunque era consciente de esto, su enojo alcanzaba tal magnitud que podía durar horas o incluso días. En esos momentos decía sentir una gran impotencia, se llamaba al silencio, evitaba la confrontación con la otra persona o la situación, pero por dentro "explotaba". Mentalmente recreaba diálogos en los que insultaba a la persona que había desencadenado su enojo o se imaginaba actuando o diciendo algo en esa situación. Sin embargo estas fantasías no la liberaban de su enojo, sino que su rabia se transformaba en angustia y el malestar interno aumentaba.
A lo largo de las sesiones fuimos analizando varias de estas situaciones y pudo reconocer cómo, en algunos casos, su enojo era desmedido o irracional, alimentado por el capricho o la intención de que todo suceda como ella quería o todos actúen de la manera en que ella actuaría. Esto la llevó a observar que había otros momentos, otras situaciones en las cuales el enojo sí hubiese sido una respuesta emocional adecuada, sin embargo no podía encontrar esa emoción ni ninguna otra. Llegó a la conclusión que lo que no quería más era enojarse en situaciones no correspondidas y poder darle lugar a esta emoción en situaciones que sí sería bienvenida.
En este proceso le he ido explicando que el enojo es una emoción que en muchas circunstancias es esperable e incluso necesaria. Su intensidad y duración dependen no solo de la situación, sino también de las herramientas emocionales que cada persona tenga para afrontarla y la capacidad de gestionarla a su favor. En muchos casos el enojo es el motor que nos impulsa a actuar, a expresar lo que sentimos o a cambiar una conducta. Su función es clara: nos ayuda a exteriorizar lo que nos molesta, para regular nuestras emociones y avanzar en nuestro proceso de crecimiento personal.
Así ha sido como mi paciente pudo comprender que enojarse no está mal, pues somos humanos y es natural que algunas cosas nos disgusten, nos frustren o nos hagan sentir incómodos. El desafío está en aprender a identificar cuándo el enojo es la emoción adecuada y evaluar su intensidad. Aunque el enojo siempre tiene un fundamento subjetivo/propio/interno, a veces perdemos de vista la objetividad y en ese punto es necesario un stop, respirar profundo y preguntarnos: qué hago con este enojo? Cómo gestiono esta emoción?
Las primeras reacciones instintivas frente al enojo son gritar, insultar o huir de la situación, pero nada de esto transforma el enojo en una emoción saludable y útil. Por el contrario, incrementan aún más el enojo y su descarnado papel. Podemos darnos un breve espacio para desahogarnos, pero acto seguido debemos llamarnos a la reflexión y utilizar el enojo de manera constructiva, darle lugar a su funcionalidad positiva y externa para evitar que quede dentro de uno y se enquiste.
Por ejemplo, enojarse desmedidamente porque una receta no salió como lo vimos en redes sociales no nos aporta nada si nuestra reacción es tirarlo todo a la basura y desistir de volver a intentarlo. Del mismo modo, enfrentar una traición de alguien cercano y querido, un despido injustificado o una mentira con total calma y sin enojo tampoco nos ayuda ya que estas emociones no reflejan adecuadamente la gravedad de la situación.
Aprender a discernir nuestras emociones, descubrir su función y saber cómo usarlas de manera efectiva es uno de los objetivos principales de la Psicoterapia. Si sientes que tus emociones no se corresponden con las situaciones que transitas, o te cuesta gestionarlas, tal vez sea el momento de dar el primer paso y comenzar tu proceso terapéutico.