La terapia sexual es una técnica terapéutica que se aplica a la sexualidad del individuo. El propósito de la terapia sexual, tanto la terapia sexual de pareja como la terapia sexual individual, es poder comprenderse mejor a sí mismo, sentirse mejor incluso con su pareja.
¿Qué es la terapia sexual?
La terapia sexual es una forma de psicoterapia que tiene como objetivo resolver problemas y trastornos relacionados con la sexualidad. Encontrar el origen y la causa de las molestias y disfunciones para recuperar el bienestar psicofísico, ya sea a nivel individual como en pareja. Entre los trastornos más frecuentes tratados durante las sesiones de terapia sexual se encuentran: ansiedad de rendimiento, trastornos del orgasmo, déficit de erección, problemas de relación, bloqueos psicológicos.
No existe una regla absoluta a seguir respecto a la posibilidad de emprender este camino, puedes decidir hacerlo en pareja, o elegir la terapia individual. El terapeuta sexual es un excelente aliado para ayudarnos a elegir la terapia más adecuada en función de nuestra situación y nuestras necesidades.
Tampoco hay reglas fijas para las sesiones. Cada paciente, cada pareja, cada situación es un caso diferente. No todo el mundo tiene la misma disponibilidad, no todo el mundo está abierto y receptivo al trabajo que se está realizando y al trabajo que se requiere de uno mismo para promover el cambio.
Puede no ser fácil iniciar una terapia sexual, esto se debe a que entran en juego sentimientos opuestos entre ellos, ansiedad y vergüenza al contar, al compartir en voz alta las propias incomodidades y dificultades. Una vez superada esta barrera de la vergüenza, ya estamos en un buen punto del camino. Porque, además de haber tomado conciencia del problema, de haber acudido a un especialista, estamos dispuestos a involucrarnos de verdad, superando la vergüenza y el malestar que nos produce, que a menudo amplifica nuestros problemas del día a día. No es fácil hablar con un extraño, pero un buen terapeuta sexual pronto encontrará la clave para sintonizar con el paciente y romper esa barrera de incomodidad que impide la comunicación.
El trabajo de la terapia sexual y de pareja no termina en la consulta del terapeuta sexual, todo lo contrario. Los pacientes reciben tareas que deben realizar de forma autónoma cuando están en casa, que son fundamentales para el éxito de la vía terapéutica. Los ejercicios pueden ser de diversa índole, e incluyen tanto prácticas individuales como prácticas a realizar por las parejas.
Podemos dividir el tipo de actividades que contempla la terapia sexual en cuatro grupos:
1. Psicoeducación
Es una actividad básica, orientada a llenar los vacíos del sujeto (o de la pareja) en cuanto a educación sexual. Por extraño que parezca, el sexo y la sexualidad también necesitan una parte formativa y didáctica, en cuanto a la anatomía de ambos órganos, las áreas involucradas en la sexualidad. Es bueno acercarse con curiosidad y ganas de aprender, tanto en la teoría como en la práctica, antes que caer en el error de darlo todo por sentado. Para la parte teórica podemos utilizar el apoyo de libros y vídeos, mientras que para la práctica podemos proceder con una exploración cuidadosa de nuestras áreas genitales, sin miedo.
2. Enfoques sensoriales
Los enfoques sensoriales son una técnica de terapia sexual que tiene como objetivo reducir la ansiedad y aumentar la confianza. En general, procedemos de la siguiente manera: tocándonos (no zonas erógenas), pasamos a las zonas erógenas, llegamos a la penetración. De esta forma, nos volvemos conscientes de nuestros propios sentimientos y los de nuestra pareja, aprendiendo sobre nosotros mismos y sobre el compañero.
3. Estrategias de comunicación
A veces, los problemas aparentemente físicos surgen de la falta de capacidad de comunicación. Aprender a expresarse eficazmente con respecto a los propios deseos y necesidades y desarrollar una escucha activa de las necesidades de la pareja ayuda enormemente a mejorar la sexualidad en la pareja y en el individuo.
4. Experimentación
Para las parejas abrumadas por la rutina, se recomienda probar nuevas actividades para aumentar el placer y el deseo. Estos incluyen posiciones nunca probadas, o recurrir al uso de juguetes sexuales.
Objetivos de la terapia sexual
Los principales objetivos de la terapia sexual son los siguientes:
- Educación sexual, también en términos de transmisión de información operativa básica, así como herramientas para mejorar la comunicación y la empatía.
- Búsqueda de intimidad y cooperación en pareja
- Exposición a las emociones sexuales y su conocimiento
- Conocimiento de sí mismo
- Conocimiento del otro
- Conocimiento del placer
- Conocimiento de la intimidad
- Conocimiento del placer mutuo
- Conocimiento de la intimidad a nivel de pareja
Para conseguir estos objetivos es fundamental trabajar tanto durante la sesión con el terapeuta sexual, como en casa, en pareja e individualmente. La terapia sexual de orientación cognitiva se dedica a hacer que el paciente viva experiencias que puedan estimular la reflexión y la experimentación con nuevas formas de actuar, no solo a nivel sexual sino también psicológico y emocional.
Gracias a este trabajo, el paciente descubre herramientas y habilidades que hasta ese momento desconocía por completo, se siente capaz de vivir su propia sexualidad con una seguridad y autoconfianza que era impensable antes del trabajo de la terapia sexual.
Tipos de terapia sexual
Para identificar el tipo de terapia sexual y de pareja adecuada a cada situación, el primer paso es contar con el terapeuta sexual, la persona más adecuada para eliminar cualquier duda sobre la terapia que más nos conviene. Dependiendo de los síntomas y causas que presente cada paciente, procederemos a un tipo específico de terapia. Hay causas muy diferentes detrás de un problema sexual. Puede ser angustia emocional, trauma psicológico, enfermedad, dificultades de comunicación en la pareja, estados de alto estrés. Evidentemente, también se ven afectados por factores físicos, como la edad o el estado de salud del paciente.
Un método muy popular es el de la terapia conductual. La terapia sexual conductual tiene como objetivo eliminar aquellas defensas psicológicas que bloquean una conducta erótica serena y relajada, dificultando el placer. No es seguro que las causas que provocan los bloqueos sean de naturaleza sexual. Pueden estar vinculados a diferentes ámbitos, como el afectivo, relacional, laboral, familiar o social. No hay reglas precisas. El terapeuta sexual los identificará y procederá con la terapia que mejor se adapte a sus necesidades.
La terapia conductual tiene en cuenta las características de los componentes de la pareja, cada uno con sus propios miedos, preocupaciones, ansiedades. De hecho, es muy probable que si padeces habitualmente estados de malestar, ansiedad o angustia, estos también se repitan durante el acto sexual o en los momentos próximos al mismo. Precisamente por eso es importante buscar en profundidad el origen del malestar, manejarlo y eliminarlo de forma permanente.
Una terapia muy conocida es la de Masters & Johnson, cuyo objetivo es eliminar la tendencia generalizada a participar en actividades sexuales con un propósito específico. De hecho, muchas personas, cuando tienen relaciones sexuales, no disfrutan del proceso y no se centran en el presente. Se proyectan hacia el futuro, hacia una meta: orgasmo de la pareja, reacciones de la pareja, demostrar sensualidad. Todas estas pretensiones suponen una distracción que nos impide vivir el momento en plenitud. Según Masters & Johnson, se deben eliminar todo tipo de tabúes y obstáculos para poder disfrutar de una sexualidad natural. Es una terapia que se realiza por parejas, incluso en el caso de disfunciones relacionadas solo con una persona, porque implica la colaboración de ambos.
Los puntos de esta terapia son 4:
- Contacto físico que no incluya los genitales, con atención a las sensaciones que esto provoca
- Contacto físico del cuerpo y los genitales sin orgasmo
- Contacto físico del cuerpo y los genitales tratando de alcanzar el orgasmo
- Contacto físico del cuerpo y los genitales, hasta el orgasmo femenino y masculino
Principales prácticas de la terapia sexual
Entre las prácticas de terapia sexual y de pareja podemos mencionar el entrenamiento sexual.
Esta actividad de entrenamiento consta de una parte de la respiración diafragmática, ejercicios de relajación progresiva que pueden inspirarse en diversas técnicas y ejercicios de Kegel.
Los ejercicios de Kegel, que también se practican para preparar el suelo pélvico para el parto, sirven para tener un mayor control sobre la musculatura del suelo pélvico.
Para realizar los ejercicios de Kegel es necesario contraer y relajar los músculos que involucran el área genital, la uretra y el recto. Una vez que el cuerpo se ha relajado con los ejercicios de respiración, se puede continuar con los ejercicios del suelo pélvico. La función de estos ejercicios es solucionar problemas como el vaginismo, la eyaculación precoz y la disfunción eréctil. Para las mujeres se previenen los prolapsos y la incontinencia, especialmente en el embarazo y posparto, así como en la vejez, mayor facilidad en el momento del parto, mayor placer sexual con orgasmos más intensos y más largos, vagina más elástica. En el caso de los hombres, mejora la circulación sanguínea hacia la punta del pene, aumentando la capacidad de erección y control del miembro. Los ejercicios pueden realizarse antes de la eyaculación inminente para retrasarla.
Clement propone una terapia sistémica, con ejercicios y prescripciones conductuales a realizar por la pareja. Esta es una técnica diferente a la propuesta por Masters & Jhonson. Para Clement, el objetivo principal es abrirse al deseo sexual. No es necesario mejorar las capacidades orgásmicas o la duración y calidad de la erección, sino trabajar en el potencial del individuo en un sentido más amplio. Se anima a la pareja y al individuo a buscar el bienestar abrazándose y relajándose, investigando el significado del deseo y la relación sexual para cada uno. Para poder dar respuesta a estas preguntas y definir el perfil sexual, Clement establece tres pasos:
- Autorreflexión: conciencia del sujeto sobre su perfil sexual y la naturaleza de su deseo
- Divulgación: comunicación a la pareja
- Reacción: reciprocidad de divulgación entre la pareja.
El enfoque de esta técnica es el comportamiento y no los sentimientos que experimentan los individuos en varias etapas. En esta práctica el terapeuta sexual tiene un papel neutral y no tiene intención de interferir de ninguna manera en la definición de pareja. El terapeuta se limita a observar y analizar el diálogo erótico puesto en marcha por la pareja en su complejidad. Es un método holístico que implica la puesta en juego de las partes en su totalidad. Nada puede excluirse de la terapia sexual, porque todo contribuye al establecimiento de la relación erótica. Se busca la esencia de los individuos, y no lo que hacen o quieren hacer.
¿Para qué sirve la terapia sexual?
La terapia sexual es útil en varios frentes. Y no solo desde un punto de vista explícitamente sexual. Por esto hablamos de terapia afectivo sexual y terapia psicosexual. Como hemos visto, de hecho, el trabajo que se realiza durante la terapia sexual va en profundidad y no se detiene en la resolución de un solo problema, sino que busca las causas con el objetivo de lograr un estado de bienestar y armonía general. Para muchas personas, todo lo relacionado con la sexualidad representa un tabú que no se puede abordar. Un problema sexual es motivo de vergüenza, cuando en realidad no debería serlo. El concepto de virilidad y performance ha creado mitos e ideas totalmente erróneas, que de hecho son motivo de presión para muchos. Por ello, lo más difícil es reconocer que tenemos un problema y decidir acudir a un profesional con el objetivo de solucionarlo y mejorar, tanto a nivel individual como en pareja.
Gracias a la terapia sexual se pueden descubrir muchas cosas sobre uno mismo, pasiones y deseos, no solo físicos. Aprendemos a conocer mejor nuestro cuerpo y nuestra interioridad, mejora la relación de pareja y en general la relación con los demás, porque estamos más tranquilos y equilibrados.
- Toma de conciencia del propio funcionamiento sexual.
- Exploración de experiencias, la dimensión del placer y el significado del síntoma sexual
- Sensibilización y movilización de recursos internos
- Liberación de inhibiciones y contención de la ansiedad
- Aprendimiento de las formas más efectivas de comunicarse
- Reducción del conflicto en la pareja
- Construcción de una relación positiva con nuestro cuerpo y con el de nuestra pareja
Beneficios de la terapia sexual
Los beneficios que aporta la terapia sexual y de pareja son muchos, tanto desde el punto de vista personal como para la pareja, si la terapia funciona sale fortalecida y unida. Es una experiencia fuerte y profunda, que nos permite alcanzar un grado de intimidad muy alto.
Estos son los principales beneficios de la terapia sexual:
- Tener educación sexual básica (también muy útil para cuando llega el momento de educar a los niños y responder a sus preguntas)
- Resolver dudas e inquietudes sobre cómo funcionan los órganos sexuales, en el caso en que, por ejemplo, se noten problemas con el orgasmo, sexo doloroso o dificultad para la excitación
- Conocer las variaciones en el deseo y la libido a lo largo de los años, por ejemplo, con la menopausia y en general con los cambios importantes en el cuerpo, tanto para hombres como para mujeres
- Analizar las diferencias de deseo en la pareja (terapia sexualidad pareja)
- Mejorar la calidad de las relaciones sexuales (terapia sexualidad pareja)
- Cuestionar sobre la propia identidad sexual (terapia sexualidad)
- Resolver dudas sobre preferencias sexuales (terapia sexualidad)
- Manejar y resolver hábitos sexuales que generan problemas y malestar
- En caso de trauma sexual después de la violencia, ayuda a manejar el trauma y desarrollar las herramientas adecuadas para recuperar el equilibrio sexual
¿Cuándo acudir a una terapia sexual?
Se recomienda la terapia sexual para mejorar la calidad de la vida sexual, tanto individualmente como en pareja. Existen motivos más serios que otros para acudir a un terapeuta sexual, por ejemplo si existen problemas físicos como vaginismo, eyaculación precoz, dificultades eréctiles, dificultades para alcanzar el orgasmo, dificultad para definir la propia identidad y preferencias sexuales. Si se ha sufrido un trauma mayor, si hay bloqueos, en caso de haber sido víctima de violencia (gracias también a una terapia de reeducación sexual). Las razones son muchas, pero lo más importante es acudir a la terapia sexual cuando estemos realmente convencidos de que queremos hacerlo, porque es un proceso exigente y de intenso trabajo para uno mismo y para la pareja.
¿Cuándo la terapia sexual fracasa?
Como cualquier tipo de terapia, la terapia sexual y de pareja también puede fallar. Nunca se sabe si el momento es el adecuado, o quizás el tipo de terapia. En algunos casos no existe sintonía con el terapeuta sexual, elemento fundamental para el éxito de la terapia, tanto a nivel individual como en pareja. El hecho de que una terapia sexual fracase no significa que no sea eficaz, sino que son muchos los factores que determinan el resultado positivo. Es por eso que no debemos desanimarnos si la terapia sexual fracasa, quizás no era el momento adecuado, quizás debemos probar con otro terapeuta o quizás cambiar el método. Los beneficios de la terapia sexual llegarán, tarde o temprano.
También hay un libro titulado "Cuando la terapia sexual fracasa: Aportaciones sexológicas para el éxito" de Silberio Sáez. En su libro, el autor habla de lo que representa el sexo para hombres y mujeres, e incluye una parte más teórica seguida de casos prácticos. En la segunda parte hay ejercicios que el lector puede realizar para comprender cuáles son las posibilidades que ofrecen las terapias sexuales que se exponen en la primera parte del libro.
Escrito por
Wellme.es
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Bibliografía del artículo
- Saéz, S (2005). Cuando la terapia sexual fracasa: Aportaciones sexológicas para el éxito.
- Holland, K (2018). Sex Therapy: What You Should Know. Healthline. https://www.healthline.com/health/sex-therapy?c=1103099744829#how-it-works
- Masters, W. H. & Johnson, V. E. (1966). Human Sexual Response. Toronto; New York: Bantam Books.